La proactividad, visión y gestión de talentos son herramientas claves en la administración actual
La gerencia en los tiempos modernos dista mucho de las estructuras
del pasado. Los roles de los altos directivos y emprendedores se han ido
adaptando a los desafíos del entorno. Tal es el caso de los
administradores, quienes además de estar al frente de la gestión
comercial del negocio, tienen valores agregados en sus roles: la gestión
de proyectos, el control de calidad, y principalmente, el
cuidado del capital humano.
Entre las cualidades principales que requiere todo buen administrador
destacan la estrategia y la visión, habilidades fundamentales que serán
de gran importancia cuando se presente cualquier oportunidad para
expandir el negocio, tanto en el ámbito local como en el internacional.
Estos profesionales deben mostrar una serie de competencias, motivación y
compromiso con las metas planteadas. Su labor se extiende a garantizar
la coordinación y ejecución de las operaciones de la empresa,
respondiendo a la directiva y de la mano de las gerencias de RRHH,
marketing, finanzas, operaciones, logística y legal, entre otras.
Cultura Ética Empresarial
Los fundamentos de la empresa se deben tener presentes en la toma de
decisiones de la administración; la misión, visión y valores serán de
gran ayuda para canalizar las alternativas disponibles ante las
circunstancias que se presenten, tanto en el ámbito interno, como en las
relaciones con clientes, proveedores y la comunidad en general. Tomar
en cuenta estos principios permitirá diseñar e implementar planes de
desarrollo sostenibles.
Cuando los beneficios son compartidos, la reputación de la empresa y
la proyección hacia su público interno y externo mejoran. El compromiso
con la responsabilidad social empresarial es esencial. Elaborar un plan y motivar a un equipo de trabajo a involucrarse, permitirá
diseñar estrategias exitosas; una vez que se implementen, es importante
evaluar los logros y comunicar los resultados, tanto a los participantes
como a los directivos de la organización. Elevar la reputación de la
empresa al integrarla con terceros será un valor añadido que podrá
contribuir en la creación y administración de nuevos proyectos.
Capital Intelectual
Para administrar un negocio no solo se necesitan competencias
técnicas y conocimientos teóricos. Hoy en día, el personal constituye un
activo primordial. El enfoque se basa en aprovechar los recursos y el
talento humano para definir el rumbo de la organización. Las ideas
internas de emprendimiento que aporten los empleados serán de gran valor
para el desarrollo de proyectos innovadores. Si no se toman en cuenta
las sugerencias de quienes están dentro de la empresa, se pueden filtrar
ideas valiosas a la competencia y correr el riesgo de que una
oportunidad de crecimiento potencial se transforme en una amenaza. Las
mesas de trabajo y la gerencia de puertas abiertas que fomente los
canales de expresión de todos los miembros de una organización, son de
gran importancia para la gestión actual.
Un administrador representa a un gerente general que supervisa todas
las operaciones de la organización, directamente vinculado tanto con el
cuerpo gerencial como con la directiva de la empresa. Su responsabilidad
es muy alta, puesto que ante cualquier inconsistencia en los informes
de resultados, puede ser objeto de investigación no solo en el ámbito
interno, sino también por parte de los cuerpos judiciales. Además de
asegurarse de que la empresa alcance sus objetivos financieros, este
profesional garantiza la planificación, control, gestión de personal y
dirección de operaciones, de conformidad con las leyes y regulaciones de
la industria en la que se desempeñe. Como estratega y visionario, debe
tener iniciativas para que la compañía se adapte a los cambios y retos
del mercado, manteniéndose al día con los desarrollos tecnológicos y
asegurándose de que las operaciones se sometan a procesos de control de
calidad.
En la actual sociedad de la información, toda corporación debe contar
con tecnología de punta, perfiles actualizados en las redes sociales y
en lo posible, con informes financieros públicos y transparentes. Una
administración óptima se relaciona con el liderazgo, la integración de
los equipos de trabajo y el compromiso permanente con la innovación,
siempre de la mano del capital humano.
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